¿Movilidad en bicicleta?

Por: *Germán Alfonso Prieto R. 

Mucho se ha escuchado recientemente acerca de la importancia de promover la movilidad en bicicleta. Argumentos como la reducción de la congestión, de la contaminación y de la accidentalidad, el mejoramiento de la salud y muchos otros factores son mencionados por los cada vez más numerosos colectivos ciudadanos que defienden esta alternativa.

Pero… ¿Vale la pena dedicar recursos y esfuerzos para este medio de transporte? ¿Amerita destinar una parte del escaso espacio vial para la minoría que en él se moviliza? De hecho, ¿Hay una cantidad representativa de personas que la use, o esto es sólo una alternativa para algunos ‘jóvenes locos’ que interfieren en el tránsito de los automóviles?

Para tratar de responder a estas preguntas, recurramos a las cifras. En primer lugar, la proporción de viajes cotidianos que se realizan en bicicleta en las ciudades colombianas es alta, o al menos mucho más de lo que puede parecerle a un conductor cualquiera. Alguien que desde su automóvil se desespera con la congestión causada por los taxis, las motos, los buses y, por supuesto, los otros carros, difícilmente notará las bicicletas en la ciudad.

Las bicicletas son mucho menos visibles, pero igualmente representativas. En Bogotá, por ejemplo, entre el 3 y el 5% de los viajes diarios se realizan en bici. Parece poco, pero no lo es tanto si se considera que esta cantidad es igual a la cantidad de viajes que se realizan en taxi, vehículo que genera aproximadamente el 35% de la congestión de la ciudad (eso dice el Plan Maestro de Movilidad, pero la mejor manera de notarlo es ver las vías de la ciudad pintadas de amarillo en un “Día sin Carro”).

Aunque muchos lectores no lo crean, en Bogotá se hacen más viajes diarios en bicicleta que en moto, que apenas se encargan del 2% de los viajes diarios -según encontró la Encuesta de Movilidad del 2011-. Esta pequeña cantidad de viajes en moto no sólo generan altos impactos en congestión y contaminación, sino que además son responsables de una escandalosa proporción de los accidentes de tránsito:1 de cada 3 muertes por accidente de tránsito corresponde a motociclistas en ciudades como Bogotá y Medellín.Es fácil imaginar lo terrible que sería la situación si cada ciclista decidiera cambiar su vehículo por una motocicleta.

Otro dato: si Bogotá algún día finalmente construye su primera línea de metro, ella movería menos viajes de los que hoy se realizan en bicicleta, a pesar de los miles de millones de dólares que costaría construirla.

Más sorprendente aún resulta el caso de Cali. Tal como lo muestra este artículo , en Cali actualmente se realizan más viajes en bicicleta que en carro particular. Aunque el 11% de los viajes diarios de la capital del Valle se realiza en bici, para cualquier caleño el fenómeno no es tan notorio, principalmente por dos fenómenos: porque los viajes se concentran en ciertas zonas o corredores de la ciudad y en ciertos horarios del día; y porque la bicicleta no genera ruido y los niveles de congestión que causa son mínimos.

A pesar que no nos fijamos mucho en las bicicletas cuando hacemos nuestros viajes cotidianos, ellas están allí, contribuyendo a generar ciudades más sostenibles, reduciendo la contaminación, congestión y accidentalidad. Y de paso, sus usuarios son más productivos y hacen ejercicio, lo cual reduce la probabilidad de sufrir enfermedades cardíacas y respiratorias, entre otras. Además, sufren menos de estrés. Para comproblarlo, basta que el lector compare su estado de ánimo y su agresividad cuando va manejando un carro a cuando hace un viaje en bicicleta.

En conclusión, cada peso que se use para promover el uso de la bicicleta como medio cotidiano de transporte es una buena inversión. Una inversión que se requiere para incentivar a que más personas dejen de utilizar tanto el carro y la moto y empiecen a hacer más viajes en bici. Una inversión necesaria para construir más cicloparqueaderos, más ciclorrutas, para brindar más seguridad al ciclista urbano y para hacer campañas de posicionamiento de la bicicleta como medio de transporte. Y si la realización de viajes en bici se ha incrementado a pesar de que nuestras ciudades han invertido muy poco en este tema, imagínense lo que se podría lograr si le dan más importancia a esta alternativa de movilidad.

Comparto la opinión de algunos críticos que la bicicleta no es para todas las personas ni para todos los viajes; por ejemplo, no es el vehículo más recomendable para viajes excesivamente largos. Sin emargo, es cierto que podríamos incrementar su uso de manera importante si cada vez más personas probaran esta alternativa para realizar algunos viajes cortos de manera cotidiana. Ya sería todo un sueño que ciudades como Bogotá y Medellín incrementaran la proporción de viajes en bici a niveles como los de Cali, o incluso que se acercaran a ciudades europeas que superan el 30% de los viajes diarios en este tipo de vehículos.

Si eso pasara, realmente tendríamos ciudades mucho más amables, mucho más atractivas y con una mejor calidad de vida.


Germán Alfonso Prieto R. es Director del Programa de Gestión del Transporte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá.

Vía contrapunto.co

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