Un sueño: Rionegro

 

Por: Santiago Castaño Cardona

E-mail: santicas88c@gmail.com

Hace como dos años vi esta nota deportiva en Noticias UNO https://www.youtube.com/watch?v=63_4bj_yJJE, al ver el sentimiento de estas dos mujeres que al tocar el tema de su equipo que se iba de su ciudad, me puse triste, hasta recuerdo que me salieron lágrimas al ver su tristeza porque le quitan una pasión, le quitan el equipo del cual son hinchas; mi sentimiento fue el de cómo es posible que jueguen con los sentimientos de las personas.

La identificación de estas mujeres conmigo es por el fútbol, el deseo de cogerle amor a un equipo de futbol. 

Hoy veo a los medios de comunicación que mencionan el paso de sede de mi Deportivo Rionegro al municipio de Bello, de forma informativa pero no se ponen a pensar el dolor que un hincha como yo, como don Emilio, como mi padre desde el cielo y como mucho otros lo ven irse de Rionegro.

Cada momento busco alguna noticia que me diga que es falso pero eso se ve lejano.

No veo la voluntad de personas poderosas para que un sueño, una pasión, un deseo no se le vaya a uno. No pensé vivir esta situación, soy un simple hincha, sólo compro la boleta, a veces solo, con mi novia o cualquier integrante de mi familia, un sábado a las 7 de la noche era mi gran alegría, viendo jugar un buen equipo que agrada, que pierde y gana pero un buen equipo. 

Recuerdo mis idas al estadio, al Alberto Grisales, mis viajes a Jardín, a Bello, a Itagüí, a Ibagué a Pereira, quizá muchos más, hace muchos años, desde pequeño me han hecho hincha del Rionegro y es algo que va en mí. 

Recuerdo tantos partidos perdidos en el último minuto que nos eliminaban, penaltis errados, que nos arrebataba la primera categoría, recuerdo tantos jugadores buenos y malos, mis gritos, aquel triunfo del 25 de febrero del 2012 que me sentí más feliz por el ambiente de A que se vivía, que es lo que quiero. Recuerdo un partido en La Ceja cuando le ponían la sintética al Alberto Grisales cuando se enfrentaban a Nacional, que también soy hincha, haciéndole más fuerza al Rionegro que a un Nacional con inmensas figuras jugando mejor, al fin un empate.

Soy hincha del Deportivo Rionegro, no quiero que mi sueño termine por una discordia de dinero, quiero seguir viviendo esta ilusión, quiero visitar el estadio de Rionegro cada 15 días con mi novia, con mi madre, con mis hermanos, quiero revivir golazos como los de Jefferson Duque, atajadas como las de la Sombra Durán, La Panguana, tengo en mi mente a un defensor llamado Jader Caro y muchos jugadores de la región. Quiero seguir disfrutando de un fútbol, sufrido, pero al fin y al cabo fútbol y de mi ciudad. No quiero que se me apague esta ilusión.

Constantemente observo cambios y cambios de equipos, el poder de los que mandan no les importa la pasión, los sueños; sueño con ver varias categorías de ascenso, ver futbol en todos los rincones de Colombia pero que ningún equipo se vaya de su estadio porque así como estoy yo, sé muy bien que hay muchas personas que viven este dolor.

Me siento impotente al no lograr hacer algo, no tengo el poder, el dinero, lo que deba tener para que se siga viviendo del futbol con los Leones del Oriente.

Me gusta el Leoncito del escudo, me gusta encontrarme con las mismas personas en el estadio como Gallo y su familia, aguantar frío, tener nervios en los partidos, ganarlos en el último minuto como el último cotejo contra el Bucaramanga donde salí gritando y saltado por la tribuna, algo inolvidable.

Mi sueño de ver al Deportivo Rionegro en la A siempre ha existido, siempre va a estar presente, pero al menos quiero al equipo acá; quiero que esté en Rionegro, quiero sentirlo de Rionegro.

Me da pena con mi novia que me dice: ¿por qué me hizo hincha del Rionegro? y saber que ya no va a existir.



Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de Alternativa Regional punto com.

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