Experimento Milgram: Respuesta de la raza humana ante la presión de la autoridad.


Alejandro Botero Cárdenas
Docente e investigador
alboca72@gmail.com
@alboca72

El holocausto nazi, gran incertidumbre para Stanley Milgram.
"Nunca perseguí a los judíos ni con avidez ni con placer. Fue el gobierno quien lo  hizo. Acuso a los gobernantes de haber abusado de mi obediencia….. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y de mi bandera. Estoy listo para morir".

Estas fueron las últimas palabras de Adolf Heichman, al ser condenado a la horca en Jerusalén,  el 1 de junio de 1962, tras ser hallado culpable de crímenes de lesa humanidad.

Heichman principal lugarteniente de Adolf Hitler, fue acusado de ser el  mayor articulador del holocausto Nazi que cobró la vida de más de seis millones de judíos.

Solo un año después, un psicólogo estadounidense de la Universidad de Yale llamado Stanley Milgram, lo agobió la incertidumbre por investigar la razón por la cual una persona que nunca pregonó su odio hacia los judíos, hubiera coordinado la logística para el transporte y posterior ejecución de asesinatos de inocentes, con tanta sevicia y premeditación.


Stanley Milgram

Es así como Milgram decide llevar a cabo una investigación sobre la obediencia humana.

Comienza por poner un anuncio en el periódico, requiriendo voluntarios de todos los estratos sociales entre los 20 y 50 años para participar en un importante experimento.


Anuncio sobre el experimento

A los voluntarios se les decía que  harían el papel de un profesor impartiendo la lección a un alumno. Durante la clase, debía seguir al pie de la letra una serie de instrucciones con el fin de medir y analizar por medio de ciertos comportamientos, la respuesta de los  alumnos al  aprendizaje  a través del castigo.

En realidad,  el experimento  era una confabulación donde todos los que intervenían eran miembros  del laboratorio de investigación de Milgram, con excepción del profesor quien era el voluntario contactado por el anuncio del periódico.

En un costado del salón, había un hombre que vestía una bata blanca, trabajaba  en un escritorio y tomaba nota en una libreta. Este hombre era el encargado de impartir las instrucciones al profesor – voluntario.

El profesor debía ingresar a un salón  donde se le pedía que leyera una lista de palabras a un alumno que se encontraba al otro lado de la pared y con quien en ningún momento tenía contacto visual, pero se podían comunicar por medio de un micrófono. En el salón  había un interruptor con diferentes descargas eléctricas que serían aplicadas  gradualmente sobre el alumno cada vez que cometiera un error al memorizar la lista de palabras.   Las descargas iban desde leves (de 15 a 60 voltios) hasta descargas severas (de 375  450 voltios).


Diagrama del experimento

En todos los casos, el interruptor debía ser accionado por el profesor- voluntario. El experimento estaba acordado para que el alumno se equivocara al memorizar las palabras, lo cual forzaría al profesor a aplicar una descarga cada vez más fuerte. Al llegar a los 135 voltios, los gritos de dolor hacían poner nerviosos  a los voluntarios. En ese momento, muchos de ellos paraban para preguntar el motivo de la investigación y dejaban en claro que no se hacían responsables de las consecuencias.

El momento de mayor tensión llega cuando el interruptor es accionado hasta los 275 voltios. El alumno golpea la pared, grita de dolor y suplica que paren las descargas pues sufre del corazón. Al llegar a los 300 voltios, finge mediante sonidos tener convulsiones y luego se escucha un estremecedor silencio.


Voluntario durante el experimento

Ante la evidencia  de sufrimiento (ficticio pues  los gritos de dolor eran grabaciones), los voluntarios que   expresaban no querer continuar con el experimento y que inclusive devolverían el dinero que se les habían pagado, eran persuadidos por el hombre de bata blanca quien imperativamente y con tono enérgico sentenciaba:

-Continúe, por favor.
– El experimento requiere que usted continúe.
– Es absolutamente esencial que usted continúe.
– Usted no tiene opción alguna. Debe continuar.

Si después de pronunciar estas palabras el voluntario se sostenía  en su decisión de no continuar, el experimento se daba por terminado. En caso contrario debía seguir hasta la descarga máxima de 450 voltios.

Resultados de la investigación.
Antes de realizar el experimento, el equipo de investigación de Milgram realizó varias encuestas para estimar según la opinión de los encuestados, cuál sería el promedio del voltaje aplicado en el caso hipotético de encontrarse en dicha situación.  Las encuestas arrojaron como resultado un promedio de 135 voltios. El 0% afirmó que no cederían ante  la presión, es decir, no obedecerían al investigador (el hombre de la bata blanca).

Por otro lado, los encuestados coincidieron en afirmar que solo un sádico sería capaz de aplicar el máximo voltaje.

Muy  lejanas estaban las encuestas de los espeluznantes resultados reales  de este experimento que fue fuertemente criticado por los científicos  de la época por considerarlo inmoral debido a la fuerte carga de estrés y tensión  a la que eran sometidas las personas que fueron objeto de la investigación.

El 65 % (25 de 40) de los profesores – voluntarios, accionaron el interruptor hasta el voltaje máximo, es decir hasta los 450 voltios, y no una sino tres veces seguidas.

Un 35 % se rebelaron y se rehusaron contundentemente a continuar  con el experimento.


Fotogramas de voluntarios 

En el libro de su autoría  Obedience to Authority: An Experimental View, Milgram describe 19 variaciones en su investigación. La que más llama la atención es cuando un tercer actor haciendo el papel de otro profesor, persuade al voluntario a no continuar con las descargas. En ese caso, el porcentaje que accionó el interruptor hasta los 450 voltios, se redujo al 10%.
En entrevistas posteriores a la investigación, los voluntarios  que participaron en el estudio, dieron el siguiente patrón de  respuestas ante el interrogante del por qué habían accionado el interruptor hasta el voltaje máximo: “sabía que estaba mal hecho, sin embargo estaba siguiendo órdenes”; “no quería seguir, pero me lo ordenaron”; “sabía que la persona estaba sufriendo de fuertes dolores, no sé porqué continuaba, supongo que era mi deber”.

Ante el interrogante  si la época en que fue realizada la investigación incidió en los resultados, en 2006, una popular serie de televisión de  Estados Unidos llamada “Basic Insticts” repitió el experimento y los resultados fueron los mismos.

En otra variación del experimento, las voluntarias fueron mujeres (anteriormente se realizó solo con hombres). Aunque experimentaron mayores niveles de estrés y ansiedad, los resultados no tuvieron ningún cambio significativo.

Obediencia de seres autómatas.
El experimento Milgram, arroja algunas luces para entender el comportamiento  de los fieles seguidores del nazismo, el fascismo, y algunas sectas religiosas que siguen cual autómatas las banderas de sus líderes sin cuestionar ni  refutar el accionar de  sus comportamientos así sean violentos e inmorales.

Llama  la atención como el ser humano es más  vulnerable a ser manipulado  cuando experimenta niveles altos ansiedad y estrés,  o cuando es sometido algún tipo de recia autoridad. Al igual que en el experimento Milgram,  los comportamientos de las personas en el mundo real, son coaccionados de manera positiva o negativa pues obedecen a un  factor de presión del entorno. Adicionalmente, existe una dificultad generalizada  en  las  personas para asumir las consecuencias de sus actos, en cambio,  responsabilizan a los demás de sus faltas, como lo evidencia las respuestas de los voluntarios al ser indagados sobre el motivo de su actuar que a todas luces y a su propio juicio era incorrecto.

Interrogantes
¿Cuántos asesinatos e injusticias se han cometido a lo largo de la historia por cuenta de personas que han sido sometidas al poder de la autoridad?

¿Cuántos personajes de nuestra historia actual y antigua, buscan lavar los cerebros de mentes débiles con el fin de obtener poder y engrosar un ejército de seguidores?

¿Cuántos actos de corrupción son perpetrados en el mundo, mediante el abuso de autoridad de gobernantes que negocian  y manipulan la dignidad de  sus subalternos para cubrir  su espalda, con el fin de negar a toda costa sus acciones deshonestas en caso de ser sorprendidos cometiendo actos al margen de la ley?

La raza humana somos seres  increíblemente difíciles de descifrar. Aunque este tipo de investigaciones no son cien por ciento concluyentes debido a la naturaleza de sus estudios, nos abre la mente para tratar de entender el motivo de algunos de nuestros  comportamientos.

Aquellos que creemos en un mejor porvenir, tenemos la esperanza de que contrario a lo que parece ser nuestra nociva naturaleza humana, algún día llegarán verdaderos líderes positivos a dirigir nuestros destinos, anteponiendo sus  intereses particulares en busca de un mundo más equitativo, más ético y más justo.

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