La prevención e intervención del acoso escolar es asunto de todos


Alejandro Botero Cárdenas
Docente e investigador
alboca72@gmail.com
@alboca72

Historia basada en hechos reales:
Abel llegó a su casa con la mirada triste y un fuerte escozor  en su ojo derecho. Al ser indagado por su madre, se limitó a responder que se trataba de una alergia pasajera. Sin embargo, con ese don que solo tienen las madres para  intuir la tristeza y el dolor de hijos, le insistió que le dijera la verdad, su amor materno le decía que algo no andaba bien. Ante la insistencia, y con frases de cariño que le tocaron las fibras de su corazón,  Abel se derrumbó. Su aparente carácter fuerte se doblegó. Abel se sumió en un llanto inconsolable, como queriendo desahogar de un tajo una fuerte  tristeza que agobiaba su corazón. Ya para entonces,  Abel sufría una fuerte angustia que había  desencadenado  una depresión profunda. El incidente de la tarde en su colegio, fue la gota que derramó la copa.

Entre sollozos y lágrimas, Abel confesó a su madre que cinco compañeros de curso estaban jugando a escupirle la cara durante el recreo. Los profesores pensaron que se trataba de un juego de niños y no  prestaron atención a sus quejas y lamentos. Abel llevaba  varias semanas siendo víctima de acoso escolar por parte de varios compañeros que se burlaban de él,  le ponían apodos, escondían sus pertenencias, escribían en Facebook  frases  denigrantes que atentaban contra su dignidad. Cada vez que decía algo, lo humillaban y ridiculizaban en frente de de toda la clase con burdos calificativos y ante la actitud indiferente, incluso complaciente del profesor director de curso.  Por miedo a sus victimarios,  Abel calló durante un largo tiempo, sentía  temor de hablar  en un grupo social donde al parecer la ley del silencio debe imperar so pena de hacerse merecedor de fuerte represalias.

El acoso escolar, también conocido como matoneo o bullying, es un término que se ha puesto de moda, más aún,  ante los hechos ocurridos recientemente en un colegio de Itagüí, donde un estudiante supuestamente encontró la muerte al haber sido golpeado brutalmente por varios compañeros.

Para que un hostigamiento sea tipificado como acoso escolar,  debe cumplir ciertas características  en las cuales la intención y la frecuencia definen la situación.

Definición:
El acoso escolar (bullying) es un tipo de maltrato físico o  psicológico que ocurre de forma sistemática y durante un  periodo prolongado de tiempo (una situación de un solo día no se considera acoso)  en el cual uno o varios victimarios someten a su víctima y tienen como firme intención hacerle daño.

Tipos de acoso escolar:
Físico: patadas, empujones, golpes, zancadillas.

Verbal: apodos, insultos, palabras soeces, descalificadoras y humillantes.

Psicológico: La víctima es menospreciada y discriminada por medio de amenazas, la ridiculizan en público y la hacen sentir como un ser inferior.

Social: Este tipo de acoso es el más común entre las mujeres y tiene relación directa con la exclusión, dejando por fuera del grupo a los que no se identifican con a sus características comunes.

Ejemplos: “no nos juntemos con Juanita porque es muy gorda”; “en este grupo solo aceptamos a  la que usamos X marca de ropa”; “gas, Andrea tiene mucho acné y se ve desagradable, ella no puede ser nuestra amiga”.

Cyberbullying: Se usan los correos electrónicos o  las redes sociales, (principalmente Facebook) para lanzar comentarios ofensivos, difundir falsos rumores y atentar contra la dignidad y el buen nombre de los  estudiantes.

Personas que intervienen en el acoso escolar:
Víctimas: por lo general son retraídos, sumisos, débiles de carácter y tímidos. Se sienten en fuerte desventaja física y mental con respecto a los acosadores.

Victimario: buscan  hacerse notar y llamar la atención de su grupo de amigos por medio de burlas, la sumisión y manipulación de sus víctimas.  En algunos casos  su agresividad es producto de una disfuncionalidad en el hogar o carencia de amor. Quieren ganar adeptos y popularidad mediante la intimidación, agresión, amenaza, y opresión de sus víctimas.

Observadores pasivos: aunque son testigos de situaciones de maltrato, prefieren hacerse los de la vista gorda y no denunciar ante los adultos dichos acosos. En este grupo de encuentran el mayor porcentaje de estudiantes.

Observadores activos negativos: suelen ponerse de parte de los acosadores para incitar la burla y el hostigamiento hacia las víctimas. Son potenciales futuros victimarios.

Observadores activos positivos: son aquellos que denuncian los casos de maltrato, y dan su apoyo  a las víctimas. Desafortunadamente, son muy pocos los  y niños jóvenes que pertenecen a este grupo por temor a ser tildados como “sapos” en un entorno que se caracteriza por dejarse influenciar de intereses comunes de querer llamar la atención y tener popularidad por medio de la ejecución e incitación de acciones de liderazgo negativo.

Consecuencias del acoso escolar en las víctimas:
Baja autoestima, ansiedad, sentimientos de culpabilidad y depresión, fracaso y deserción escolar, personalidad insegura y  en el peor de los casos suicidio.

Fin de la historia  de Abel y reflexión
Finalmente Abel expulsó  de su corazón una gran cantidad de sentimientos reprimidos durante semanas. En conjunto padres y colegio ejecutaron un plan de acción para emprender procesos disciplinarios con sus victimarios. Afortunadamente esta historia tuvo un final feliz. Sin embargo, se han conocido innumerables historias alrededor del mundo donde el desenlace tuvo como final consecuencias lamentables tales como suicidios y masacres escolares con sed de venganza,  cargadas de ira acumulada por años.

El primer paso para prevenir el acoso escolar es hablar, buscar ayuda, fortalecer la autoestima y carácter de las víctimas que necesitan apoyo, alguien que los escuche, guíe y entienda.

En los últimos tiempos, el acoso escolar se ha incrementado como consecuencia de múltiples factores que confluyen en una época donde ejercer la autoridad sobre niños y  jóvenes se ha tornado  difícil por la ausencia de los padres en el hogar y las familias disfuncionales.

A los y niños  jóvenes de ahora les cuesta reconocer sus errores, en cambio culpan a los profesores de sus faltas, victimizándose para causar la lástima de sus padres. En el momento en que familias y escuela entran en conflicto por la falta de confianza entre sí, la formación de los estudiantes se ve afectada de forma negativa debido a la ausencia de normas en común, se pierde el rumbo y los alumnos con su inteligencia y sagacidad buscan salirse con la suya para evadir las normas y sus responsabilidades.

Se ha vuelto complicado que los niños y  jóvenes de estos tiempos vivan los valores con convicción en un agitado mundo donde la el ritmo acelerado del día a día, la tecnología y  los placeres terrenales, los llevan a asumir actitudes  de querer  acceder a sus caprichos a corto plazo y sin mucho sacrificio, en vez de  propender por  la responsabilidad, la ética  y la disciplina.

El tema se ha vuelto tan recurrente, que en días recientes, la cámara de diputados sancionó un proyecto de ley en contra del acoso escolar.

Esta normativa tiene como objetivo que los colegios públicos y privados asuman la problemática con seriedad y tengan herramientas efectivas para prevenir e intervenir los diferentes tipos de maltrato que se presenten entre los estudiantes.

La sana convivencia se traduce en  respeto por el individuo,  y  por la sociedad.

Los colegios y familias deben insistir en  la enseñanza desde temprana edad del valor del respeto en todos los niveles. Sensibilizarlos tocándoles el corazón, enseñarles a  ponerse  en los zapatos del otro. Ser honestos, respetuosos y éticos debe ser motivo de orgullo, no de vergüenza.

Es responsabilidad de los adultos formadores construir  desde lo positivo un ambiente escolar donde cada estudiante  sienta la confianza y seguridad  de asistir a su colegio sin temor a explotar su potencial intelectual y social en un lugar que fue creado para cultivar el  conocimiento con amor y pasión.

La sinergia  de acciones positivas en todos los ambientes sociales para apoyar a las víctimas de hostigamiento, sin duda ayudará a contrarrestar los casos negativos. La cuestión  está en sensibilizarnos sobre la problemática. Una palabra de apoyo, una mano amiga, un buen consejo, es algo que una víctima agradecerá entrañablemente y nunca olvidará.

Seguramente  todos conocemos o hemos sido testigos de alguien que haya sido víctima de acoso escolar, esa persona algún día podría ser un ser querido. La prevención en intervención del acoso escolar es asunto de todos.

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